Irena Moozova (Directora de Igualdad de la Dirección General de Justicia de la Comisión Europea): «Habrá que esperar 60 años por una plena igualdad»
La directora de Igualdad de la Dirección General de Justicia de la Comisión Europea, Irena Moozova, pronosticó hoy, en la conferencia inaugural del Congreso «Medios de Comunicación en Tiempos de COVID-19: Influencia de la Pandemia en la Igualdad y en la Violencia de Género», que “habrá que esperar 60 años para conseguir una plena igualdad,” un período que considera excesivo e inasumible, por lo que la Comisión Europea dijo, “hace un llamamiento a los ministerios de Igualdad de los estados miembros para mantener los compromisos financieros en la materia”. En opinión de Moozova, “la crisis del Covid afecta de forma desproporcionada a las mujeres por lo que, más que nunca, la igualdad de género supondrá una respuesta más justa y efectiva”. Entre las consecuencias más dramáticas, apuntó que el confinamiento “rebeló que muchas mujeres están más amenazadas en su hogar”.
En el propósito común de eliminar estereotipos, Irena Moozova, apela a la complicidad de los medios y denuncia los crecientes ataques a los que se ven sometidas muchas mujeres periodistas en todo el mundo, en forma de acoso o estigmatización “en una proporción mucho mayor que sus colegas hombres”.
Por su parte, Rosa María Calaf, periodista y ex corresponsal internacional, empezó su conferencia afirmando que “la pandemia trastocó todo, haciendo viral la vulnerabilidad, de forma que la pandemia enferma el cuerpo y los derechos”, un contexto en el que se evidencia el carácter esencial del periodismo “para contribuir a la igualdad y derribar estereotipos por su capacidad de crear modelos sociales, estereotipos que obedecen a un modelo social androcéntrico, que ofrece una imagen de la mujer como persona de segunda categoría”.
Muy crítica con la cantidad de información que se produce, en muchas ocasiones a costa de la calidad, argumentó que la “avalancha de información nos despista y nos engaña y, cuando la información no es de calidad, estaremos entretenidos, pero no informados”.
Aunque reconoce un avance de la igualdad profesional de las mujeres periodistas, apunta un déficit de mujeres en los medios “tanto en opinión como en dirección” y subrayó la responsabilidad del periodismo en el uso del lenguaje, porque «las palabras no son inocentes, en ocasiones ocultan intención de manipulación de ideas” y coincidió con Moozova en denunciar “la violencia verbal y física sobre las mujeres periodistas, un problema serio sobre el que hay que tomar medidas”. Finalizó con un llamamiento a la corresponsabilidad de toda la sociedad, “porque esto no es una cuestión de mujeres; es cosa de todos”.
El Congreso, organizado por la APG con la colaboración de la Secretaría Xeral da Igualdade de la Xunta de Galicia, tuvo lugar en el hotel Puerta del Camino, en Santiago de Compostela, en formato híbrido -presencial y online-, con la participación de más de una treintena de periodistas en distintos paneles de debate.
Durante los debates de la sesión inicial hubo coincidencia en que el coronavirus es un monotema informativo, que arrasa con todo y que relega la atención informativa de la igualdad y de los casos de violencia de género.
En uno de los paneles del Congreso se planteó también la necesidad de que los medios de comunicación y los periodistas dispongan de un código deontológico para orientarles en su labor en cuanto al tratamiento de la perspectiva de género en la elaboración de las informaciones.
La Valedora do Pobo, María Dolores Fernández, alertó de la necesidad de estar vigilantes para que las medidas derivadas de la pandemia “no incrementen la vulnerabilidad de las mujeres trabajadoras y sean un caldo de cultivo para la desigualdad y la violencia de género”. Hizo esa advertencia avalada por datos estadísticos que puso de relieve durante su intervención. Entre ellos, la Valedora rebeló, por ejemplo, que casi el 70% de los contagios de Covid en el ámbito sociosanitario son mujeres, y alertó «del efecto eprverso de situaciones en las que las mujeres están confinadas en unas paredes de cristal que las reducen a su papel como cuidadoras».
Por su parte, la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona, puso en valor la contribución decisiva de los medios “que tienen que hacer muy bien su labor para que las víctimas confíen en que van a estar protegidas”. Con ese propósito, explicó que en la labor de redacción hay que tomar conciencia de que son esenciales los titulares que se usan en las noticias de violencia de género, los contenidos informativos o la sección en la que se publican, que no debe ser la de Sucesos. Apeló a la sensibilidad de toda la sociedad para imaginar “el escenario de miedo que tuvieron que ser muchos hogares durante el confinamiento, teniendo en cuenta que el 81% de los asesinatos se producen en el domicilio”.
Las denuncias bajaron en un 14,62% en el primer trimestre de este año con relación a 2019, pero subieron en un 61% las llamadas al 016, un teléfono que es conocido de forma generalizada por toda la poboación gracias, en opinión de Carmona, “al compromiso de todos los medios por incluir ese número en todas las informaciones de violencia de género”.
El Congreso finalizó con la intervención de la secretaria xeral da Igualdade, Susana López Abella, que enumeró las medidas adoptadas por la Administración gallega para hacer frente a las consecuencias del Covid-19 en la perspectiva de género, y con la lectura de las conclusiones del Congreso, siendo clausurado por la conselleira de Emprego e Igualdade del Gobierno gallego, María Jesús Lorenzana.